miércoles, 19 de septiembre de 2012

Madrugada

La oscuridad me engaña
delatada por las sombras,
cuando mis brazos abanican
aferrándose a tus sobras.

Mi nostalgia te sueña
sin intervalo y constante,
y mi conciencia mordida
fornica con tu desplante.

La madrugada se aquieta
y mis memorias se pelean,
y me retuerce la angustia
deseando que te arrepientas.

Se interrumpe mi luto
al recordar tus palabras,
escupidas sobre la pena
de la moral que no ensayas.

Es ancha la llanura
donde va y viene el recuerdo
y sin embargo es angosta
la avenida del reencuentro.

Respirar duele en el alma
por que mentías arrogante,
recordar, arde la vida
pues hoy te afrentas de amarme.

Pedro Tapia.



No hay comentarios: