martes, 22 de septiembre de 2009

Las aves.

Si te sientes abolido por el paso de los años,
y en la cuesta de la vida los esfuerzos no te alcanzan,
y el suplicio de un cariño que se esconde cual ocaso
te sumerge en el abismo de un futuro sin descanso,

Mira al cielo y busca al ave que feliz vuela en los aires,
que en su nido sobre un árbol se protege de los males,
amanece y no entristece aunque no tenga alimento
por que sabe que no sabe, pero tendrá su sustento.

Y si el agobio in fortuito te doblega y te amedrenta,
y el amor de tus ensueños acrecienta tus temores
si se burla de tu esfuerzo y de tus versos se afrenta,
cuando creído pensabas que eran tuyos sus amores.

Dirige ti mirada al cielo y observa con gran cuidado
las criaturas que volando sin que nadie las detenga
se van amando cruzando el cielo de lado a lado
ignorando las maldades y nada las amedrenta.

Piensan ellas en sus crías, en su árbol y en su nido,
su familia que defienden con su vida diminuta,
sus hogares que construyen en lo alto de un encino
y ese nido que protegen por que nada los inmuta.

Es por eso que la vida nos ofrece lo mejor,
pero el miedo o la ignorancia nos salpican de temor,
y dejamos de la vida sus mieles derramar
y lloramos y plañimos sin las horas disfrutar.

Ve las aves tan gloriosas navegando por los cielos,
y nosotros los humanos arrastrando nuestros pies,
ellas viven por instinto y sin mas lo sobreviven,
y nosotros tan pequeños no sabemos ni que hacer.

Es por eso que debemos la paz de proliferar,
y permitirle a la vida nuestro planeta cuidar,
aprender de las canoras y de las aves de mar,
y dichosos alabando al supremo hasta el final.

Pedro Tapia.

martes, 15 de septiembre de 2009

Amor infame.

Inútil e indispensable resulto tu mal querer,
inútil para olvidarte e indispensable de tener,
frágil pero inquebrantable tu método de obtener,
frágil para soltarte, inquebrantable a mas no poder.

Buena y mala fue la historia de este burdo proceder,
buena para mi letra, mala para mi ser,
tolerante e improcedente fue la guía de tu suerte,
tolerante con mi vida, y con mi juicio improcedente.

Hereje y sacro se porto tu amor conmigo,
hereje para dominarme y sacro cuando fui vencido,
humilde y arrogante me insultabas tiranías,
humilde para aguantarte y arrogante si te ibas.

Placentera y dolorosa la sublime tentación,
placentera en tu regazo, dolorosa en tu traición,
expuesta y escondida la sublime relación,
expuesta en nuestra cama y escondida hasta del sol.

Disciplinada y rebelde resultaste tú al quererme,
rebelde para soltarme, disciplinada al tenerme,
tonto y loco me has dejado, después de haberte querido,
tonto por enamorado y loco de haberte tenido.

Grande y chico fue el suplicio de mi pena,
grande para sufrirla y chica para volverla,
inocente y despiadado sigue siendo el sortilegio,
inocente por creerte y despiadado de tan necio.

Pedro Tapia.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Amor maduro.

Tu eres para mi
lo que eres cuando estas conmigo
no lo que seas cuando no estoy a tu lado.

Tu significas para mi
lo que me haces sentir
no lo que hagas cuando no te veo.


Tu despiertas en mi
los sueños que vivimos juntos
no las pesadillas que tienes cuando duermes sin mis brazos.

Tu alimentas mis virtudes
con tu paciencia y tu aceptación,
ignoro si te canso o si te enfado.

Tu le inyectas a mis ansias
el supremo éxtasis de morir un poco,
queriendo saber que mueres junto conmigo.

Tu simplemente lo eres todo
por que me llenas y me completas,
no importa que te sepas imperfecta.

Tu sobrepasas mis máximas exigidas
y aun con eso no te exijo ni te pido,
por que tú me lo das sin que te lo diga.

Pedro Tapia.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Una receta para acariciarme el alma.

Una receta para acariciarme el alma
podría ser esa sonrisa,
o una fresca brisa en mi cabeza,
quizá el beso de tu boca que me eriza
o el delicado susurro cuando rezas.

Y aunque el tiempo se devore los minutos
del transitorio recorrido en esta vida
siento que crece con las horas este fruto
que has madurado fusionándote a la mía.

Una receta para acariciarme el alma
suele ser tu bostezo en la mañana,
tu cabello descansando en mi almohada
y tus piernas a mi cuerpo entrelazadas.

Si bien es cierto que te amo y que me amas
no existiría explicación a tanto gozo,
si no escucharas mis palabras y mis miedos
si no arroparas con tu fuerza mi despojo.

Una receta para acariciarme el alma
descansa sobre el pedestal del crucifijo,
al que pedimos interceda por nosotros
cuando comienzan a pudrirse las entrañas.

Por que es de historias increíbles el amor
que pocas almas que se aman reconocen,
y hasta la muerte se llevan su dolor
disfrutándolo por que es de ambos ese goce.

Una receta para acariciarme el alma
son esas manos que me tocan y acarician,
son esos ojos que me sueñan cuando duermen
y esas palabras que me alientan sin malicia.

Siendo que siento que puedo amarte
con mas fuerzas de las que puedas soportar,
en mi egoísmo a veces no lo intento
por miedo al miedo que te pueda mi amor dar.

Una receta para acariciarme el alma
es escuchar tu nombre de mi boca pronunciar
que fluye amoroso, sereno y confiado
desde mi corazón que es tuyo hasta el final.

Pedro Tapia.