lunes, 25 de mayo de 2009

Me usaste.

No encuentro el freno de mis defectos
ni estoy seguro de mis virtudes,
cuando este mundo me vio perfecto
pusiste a todos a que lo duden.

Yo como un tonto te di mi vida
para que nunca mires dolores,
y ahora sepultas entre las piedras
nuestras verdades que son peores.

Y así aferrada a tus intenciones
exagerando me difamaste,
y revolcándote en tus traiciones
por fin lograste lo que buscaste.

Urdiste el plan mórbido y mutante
para que el bueno fuera el farsante,
quedando tu alma como de santa
cuando tu fuiste la que me usaste.

Cuanto debiste de haber gozado
al separarme de tu camino,
después de tanto que te había dado
así me pagas por un cretino.

Espero el gusto te dure poco
y que te partan también el alma,
y que me entiendan que estaba loco
por las caricias que tu me dabas.

Que fuiste objeto de un insolente
eso lo pongo en tela de duda,
a mi no digas ser inocente
por que yo nunca te vi cordura.

Tu aprovechaste mi estupidez
alimentada con tus quereres,
teniendo plena seguridad
que no desdigo yo a las mujeres.

Pedro Tapia.

viernes, 22 de mayo de 2009

Verso perverso.



Que tengo, que doy, y siento,
que miro, que escucho y voy,
que acierto, que muerdo y miento,
lo que aparento que soy.

Que sufro, que lloro, y vengo,
castigo, reprendo y huyo,
que estorbo, que lo aparento,
lo que mas amo destruyo.

Que amargo, que solicito,
que envidio, que doy dolor,
que aprovecho y que despacito,
cambio el rosa de color.

Que marco y que cicatrizo,
que abominable nací,
que el alma que yo palpito,
poco a poco la pudrí.

Que infrinjo la ley divina,
y que maldigo al amor,
que valgo menos que nada,
que beso sin dar sabor.

Que soy el maldito pleno,
que fastidio sin compasión,
y que solito acelero,
hacia la mía destrucción.

Que verso, despojo y uso,
que forzo, que niego y más,
que protejo del intruso
cuando no soy de fiar.

Perverso, malevo y ciego,
de cara de ángel celestial,
que finjo, y que dejo el cebo
para mi presa cazar.

Seré el maldito de los infiernos
que nunca nadie va a perdonar,
mas con mi vida que nada vale
la versión tuya no he de cambiar.

Pedro Tapia.

Como será tu sonrisa.

Como será tu sonrisa
cuando te haga reír,
como acelero esta prisa
para tu boca sentir.

Que será cuando te mire
con mis besos invisibles,
cuando cerca, te respire
y me sienta yo invencible.

No conozco tu mirada
pero siento tu alegría,
y tu voz que me acompaña
es la que alegra mi día.

Me imagino tu silueta
en la sombra de mi cama,
y tus brazos enredados
en mi cuerpo que te llama.

No puedo saber quien eres
no quiero saber si quieres,
pero quiero que me esperes
y me brindes tus placeres.

Serás encanto o serás muy fría
lo tengo que averiguar,
y mientras tanto la dicha mía
me emociona al imaginar.

Tu foto no es suficiente
para esta sed mitigar,
necesito la abundancia
de tus besos al amar.

Quiero verte en mi memoria
como un alguien diferente,
imaginar que en mis noches
eres mía solamente.

Tal vez te guste o disguste
no lo puedo vislumbrar,
solo puedo estar seguro
que te vas a encaprichar.

Muñeca serás de varios
tal vez digan los demás,
mas de ninguno juguete
lo siento en tu platicar.

Será tu piel en llamas ardiente
será salvaje tu respirar,
seré acaso lo suficiente
para tu fuego poder calmar.

Quiero saber y no puedo
si te merezco tal como soy,
tan imperfecto y tan arrogante
pues como llego también me voy.

No te conozco pero no intento
ni por error jamás lastimar,
si has de quererme solo recuerda
que soy un ave, y que se volar.

Pedro Tapia.

martes, 19 de mayo de 2009

Mi alma en brasas.

Como esa rata me arrastro
y sin embargo soy peor,
ella es solo una criatura
y por instinto roedor.

En cambio concientemente
yo peco por convicción,
lastimo y con menosprecio
te he partido el corazón.

Crucifiqué los perdones
que tenía preparados,
en su gracia dios eterno
para lavar mis errores.

No soy digno ni en mil años
de besar lo que tu calzas,
he parido una tortura
que he gestado en mis entrañas.

Y ahora pierdo el mucho aquello
que me costo merecer,
y me hundo en la ignominia
de mi in pulcro proceder.

Ni quemando el alma en brasas
mi suplicio se aminora,
he manchado un ser hermoso
con mis manos de carroña.

No me lleves a tu seno
mejor mándame a purgar,
ni el valor que queda tengo
para sus ojos mirar.

Soy el eco de un grito sordo
que no quiero ya escuchar,
soy el perro que ha mordido
su ya podrido bozal.

Y este lamento que ahogo
en el fondo de mi oscuridad,
es el suplicio malevo
que resalta mi maldad.

Muerte al perro por su rabia
que no vaya a contagiar,
ni matándolo ya cambia
las memorias de su mal.

Ha mordido y ha perdido
por que no pudo ocultar,
su veneno por mas tiempo
ya dejo de intoxicar.

Sin honores de tu alma
por fin me has de sacar,
ni una lágrima derrames
sería un desperdiciar.

Se que no sirve de nada
por que todo se ha perdido,
pero te amo en el silencio
de mi espíritu retorcido.

Que mas puedo merecer
que taladre mas mi ser,
que el desprecio que sumiso
he por siempre padecer.

Me ha jugado la prudencia
el mas astuto dilema,
me ha vencido con urgencia
la estupidez mas maleva.

Cual perdón puedo pedir
si no existe tal tesoro,
para el que peca y que mata
sin pensar en tal decoro.

Pedro Tapia.