Diciembre llego
callado
como el silencio
del sueño,
con el frío que
da la ausencia
y las luces que
se apagaron.
Olvide algunos
dolores
que me hicieron
mucho mal,
pero encontré mas sabores
que me han hecho disfrutar.
Al empezar lo que
hoy termina
las esperanzas
eran tales,
que pensar
hubiera asegurado
continuidad de
navidades.
Pero el camino a
veces termina
y no podemos
seguir,
hay que meter
reversa
y tratar de
proseguir.
El amor de
navidad es contagioso
y dan ganas de
querer,
ansias de no
estar solo
y valor de
prometer.
Por eso valiente
digo
aunque desdiga mañana,
me quiero y
quiero el sabor
de mi soledad nevada.
Pedro M Tapia S.
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