jueves, 11 de febrero de 2016

La reyna y el señor

Frente al presagio obligado
de regresar a prisión,
tomándola de la mano
muy quedo, le confeso. 

No tengo miedo al encierro
si hoy puedo tenerte aquí,
vale la pena el riesgo
disfrutar tu frenesí.

Vuélveme a besar la boca
y déjame sentirte, amor,
seras la reyna en mis sueños
y yo en tu vida, el señor.

Néctar de agave en las copas
tambora para festejar,
con la alborada llegada
deshiela el vaho el lugar.

Con un forzado despido
y disfrutada pasión,
prometieron reencontrarse
en la primera función.

Sin embargo fue imposible
conservar el albedrío,
ya planea la estrategia
en la sombra del presidio.

En su castillo la reyna
ya prepara el argumento,
y el señor en el exilio
tan solo espera el momento.

Pedro Tapia.












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