viernes, 29 de febrero de 2008

Dejame

Déjame sola la vida
Aunque me muera sin ti
Suelta mi mano y camina
Esa vereda sin mí.

Después de todo eres libre
Como un ave pasajera
Que un día cure sus heridas
Para que no se muriera.

Busca otro cielo lejano
Vuela con todas tus fuerzas
No mires lo que has dejado
Por más lindo que parezca.

Respira el aire fresco
Que te brinda un nuevo amor
Ilusiónate cantando
Y olvídate del dolor.

Retrocede para impulsarte
Más no para regresar
Por que ya no tendré fuerzas
De volverte a levantar.

Mis años están pasando
Y se apagan mis quimeras
Tú mientras sigue gozando
Disfruta tus primaveras.

Aunque se nublen mis ojos
Y se obstruya mi garganta
No miraras mi despojos
Aunque mi pena sea tanta.

Usa toda tu fuerza
La que absorbiste de mí
Para que busques la dicha
La dicha que no te di.

Después de haber sido tuyo
Desde al alma hasta la piel
Siento que no podré nunca
Regresar a ser aquel.


Yo que un día tan dichoso
Descubrió que en tu presencia
Conocería lo hermoso
Que es amar en la inconciencia.

Déjame solo con la nostalgia
De haber tenido tu amor
De haber besado tu boca
De haber llorado los dos.

Déjame con mis recuerdos
Que atesora el corazón
Las palabras que se ahogaron
Nunca dichas por dolor.

Déjame el mundo para mi solo
Aunque me hastíe si tu no estas
Dame la noche para soñarte
Ya que mis ojos no te verán.

Llévate el vilo de mi existencia
Que ha fenecido de su oblación
Al ver que nace tu indiferencia
Trayendo solo mi destrucción.

Deja en tu mente lo poco bueno
Y hecha en el fuego lo que este mal
Así ahorraras en tu nuevo juego
Lo que parezca que sea vanal.

Déjame rota la copa que antes
Llenábamos de felicidad
Estrena el cáliz que te buscaste
Mientras yo brindo por mi orfandad.

Me quedo con la mirada
Que me miraba en tu soledad
Me quedo con la avaricia
De mantenerte en la oscuridad.

Me quedo con tantas cosas
Que me brindaste cuando me amabas
Tan mías y tan dichosas
Sin condiciones que me entregabas.

Déjame sufrir mi pena
Y sentir este dolor
Soportando la condena
La condena de tu amor.

Llévate en tus ojos tibios
Esos ojos que tanto bese
Las imágenes más tiernas
De lo mucho que te ame.

Déjame solo y no vuelvas
Aunque me veas llorar
No me ofrezcas las migajas
Que yo te solía dar.

Déjame a un lado en tu vera
Que felizmente andarás
Que algún día mis recuerdos
Tus mejillas mojaran.

No es necesario que vuelvas
A salpicar mi dolor
En tributo a mi demencia
Llévate mi corazón.

Y no laceres la historia
De nuestro cuento de amor
Que lo pasado, pasado,
Y se vivió con valor.

Déjame,
Como se deja la tarde
Esconderse en el horizonte
Como se deja la noche
Que el sol despunte en el monte.

Déjame sabiendo ambos
Nuestros ratos excelentes
Y que mejor testimonio
Que tres mil días ardientes.

Me quedo con la sonrisa
Con el beso y el placer
Que tus labios y tu boca
Me brindaron por doquier.

Llévate bajo el regazo
Mi lujuria adolescente,
Los poemas de mi pluma
Llévatelos en la mente.

Quédate con mi poesía
Por que poesía tú fuiste
Diosa de divas y reina
De tu lacayo más triste.

Déjame la inspiración
Para recitar mí verso
Que emana mi corazón
Al sentir este desprecio.

Aunque duela respirar
El aire de tus desdenes
Iré buscando olvidar
La silueta que tú tienes.

Me llevo el vaho candente
De los besos de tu boca
La humedad que de tu frente
Extraía esa pasión loca.

Déjame en la ignominia
Con mis ideas inciertas
Sufriendo dejar de verte
Para que logres tus metas.

Llévate esta pena que mata
No me la dejes sembrada
Que tu ausencia todo me arrebata
Y queda mi alma quebrada.

Llévate todas las bendiciones
Ya que la vida es muy tuya
Que encuentres a ese que buscas
Aunque hoy lo dejes que huya.

Déjame grabado en el alma
El mapa de tu suplicio
Para encontrarnos con calma
Si lo creemos propicio.

Pedro Manuel Tapia Sanchez.

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